Cinco obras maestras que los estudiantes de Cine no pueden dejar de ver

Elaborar una lista de las creaciones cinematográficas que han pasado a la historia debido al ingenio de su director, guionista, director de fotografía, banda sonora o a las interpretaciones actorales, sería una tarea sin fin. Sin embargo, si eres estudiante de Cine, sabes bien que existen filmes que trascienden el tiempo. A continuación, cinco de estos que no te puedes perder:

La naranja mecánica. Uno de los villanos más recordados en el mundo cinematográfico es Alex DeLarge, interpretado por Malcolm McDowell. Esta película, dirigida y adaptada al cine por Stanley Kubrick, basada en la novela homónima de Anthony Burgess y publicada en 1962, fue una de las propuestas más arriesgadas de su tiempo. 

Reflexiona acerca de problemáticas sociales, como la delincuencia juvenil, retratada en una pandilla digna de análisis psiquiátrico. La libertad, la corrupción moral de las autoridades y sus propuestas innovadoras para socializar a los violentos son otros de los factores que se evidencian en una historia que muestra a la perfección los desequilibrios mentales que llevan a los personajes a tener conductas extremadamente violentas con tintes de psicopatía, es decir, planeadas con todo detalle y llevadas a cabo con total inconsciencia, sin medir las consecuencias. 

Esto se logra a través de cada escena, simbolismos como los colores, la música de Beethoven, los gatos y, en especial, por la magistral interpretación del actor principal; sus gustos, el trato que le da a la pandilla que lidera y su innegable placer por el dolor ajeno. La naranja mecánica se ha convertido en una película de culto aclamada por el público y la crítica del cine, y es una de las obras icónicas del memorable Kubrick.

El padrino. El cuidadoso manejo técnico de todos los detalles, como los diálogos del guion, el tiempo, los encuadres casi perfectos, la elaboración de las escenas, el retrato psicológico de los personajes, los planos, la iluminación según las emociones que se experimentan en cada momento y la banda sonora de Nino Rota que después de cuarenta años aún permanece en la memoria colectiva, son tan solo algunos de los múltiples aspectos que catapultan a esta creación como una de las mejores narrativas de todos los tiempos.

Psicosis. La extraordinaria imaginación del creador y guionista Alfred Hitchcock y su insuperable capacidad para generar intriga y enfocar la atención sobre un suceso que al final no resulta relevante, se retrata en esta historia de amor, suspenso y horror. 

Se dice con frecuencia que más que un director de cine, Hitchcock dirigía a los propios espectadores, pues el cineasta sabía bien cómo tocar los puntos esenciales de su público por medio del empleo de efectos subliminales que lograba a través de un guion perfectamente delineado con trucos que desviaban la atención hacia otra dirección, como es el caso de Psicosis.

Cabe resaltar que esta película fue una de las puestas en escena más osadas del momento, e incluso hoy en día los directores no se arriesgan con planos secuencia, como sí lo hacía el director de este filme, quien ha pasado a la historia por una impactante escena en el mundo del cine: el asesinato de la protagonista en la bañera, acompañado por una banda sonora que jamás se olvida.    

Ocho y medio.  La mezcla de fantasía y realidad que ocurría en la mente del director se traspasó a una de las grandes historias del cine. A modo autobiográfico, Federico Fellini logró transmitir la crisis existencial que atravesaba a sus cincuenta años respecto a su experiencia sentimental con las mujeres de su vida: su mujer, su amante, su musa, una prostituta a la que conoció de niño y su madre muerta.

El tratamiento visual en esta obra maestra es de recalcar, pues la belleza de las escenas sobresale por encima de los demás detalles técnicos, aun cuando fue filmada en blanco y negro. El manejo de la luz, el encuadre, la fotografía y la sincronía de los planos es prácticamente la historia de la película que se recrea en un ambiente que recorre escenarios inverosímiles, ya que ocurren en el mapa mental o imaginación de Fellini.

Para finalizar, los diálogos son dignos de estudiarse, además de la reflexión que se presenta acerca de la búsqueda de autenticidad del ser humano, una constante en las creaciones del cineasta italiano, quien en alguna entrevista confesó que él siempre estaba rodando la misma película, “la de unos personajes en busca de sí mismos, de una más auténtica fuente de vida, de ir más allá de los convencionalismos en busca de algo puramente individual”.

El viaje de Chihiro. Un homenaje al arte cinematográfico del director japonés Hayao Miyazaki, es la primera cinta animada en ganar el Oso de Oro en Berlín, que también consiguió el Óscar a la mejor película de animación.

Esta obra es más que una película de dibujos animados con una historia entretenida que tiene conectado al espectador de principio a fin; es una narrativa profunda acerca del autoconocimiento o viaje interior que, tarde o temprano, debe realizar todo ser humano, con todo lo que esto implica. 

Llena de simbolismos, de personajes creados con minucia, atmósferas pensadas a propósito, diálogos precisos y con un mensaje universal, puede verse y entenderse de modos diferentes de acuerdo con la edad de cada espectador. Es lo que tal vez la hace especial: tiene la capacidad de transmitir un mensaje diferente a cada individuo.